lunes, 10 de junio de 2013

El milpiés

Os propongo una actividad. Si alguna vez encontráis un milpiés, no es difícil, en el camino viejo de El Pueyo (de los canónigos), en su tramo asfaltado, donde los depósitos de agua, los hay a cientos, lo tocáis. Éste se enroscará sobre sí mismo. Lo cogéis un momento y lo volvéis a dejar. Observar vuestros dedos, tendrán una babilla amarilla y si los oléis, estarán impregnados de un olor nauseabundo. Quizá, si de niños, hicisteis lo mismo y esto tuvo importancia para vosotros ese recuerdo se insertó en vuestro cerebro a través del sentido del olfato y consigáis recordar cuándo y dónde sucedió.
Bueno, no sé si me estoy liando demasiado, lo cierto es que el milpiés, que es un mirápodo (miriápodo significa "muchos piés") término que se utiliza para designar a varias clases de artrópodos con mandíbulas, que comúnmente conocemos como ciempiés y milpiés.  La diferencia básica entre ellos es que los ciempiés tienen el cuerpo aplanado, pican e inoculan veneno, como la escolopendra, mientras que los milpiés son redondeados y nada peligrosos.



Los milpiés tienen el cuerpo cilíndrico constituido por un número de 25 a 100 segmentos, y que se identifican fácilmente por presentar dos pares de apéndices en cada uno de ellos.
Algunas especies de milpiés se enrollan sobre si mismas para protegerse.  Se pueden enrolar en espiral (los júlidos) o en forma de bola (los gloméridos), lo que les puede confundir a estos con la cochinilla de la humedad.
Otro sistema defensivo del milpiés es la secreción de sustancias de olor nauseabundo y sabor desagradable.






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