martes, 11 de octubre de 2011

LA ERMITA DE LA VIRGEN DEL PLANO Y LA PASARELA DEL RÍO VERO




El domingo por la tarde, con los nenes, fuimos con las bicis hasta la Virgen del Plano. Habíamos estado el otoño pasado y pudimos comprobar como el aspecto del lugar es cada vez más desolador.
Dimos una vuelta por el antiguo parque infantil, que bien podría servir para alguna película norteamericana de esas de pueblos desérticos donde se te avería el coche y hay unos tipos muy raros. En medio, todavía aguanta el tobogán de obra que cuando éramos críos nos parecía gigantesco y que tantos pantalones ayudó a romper. Pantalones que luego nuestras madres zurcían o apañaban con aquellas rodilleras de skay.



Entramos a la ermita. La puerta estaba abierta. El cepillo a mano izquierda todavía permanece. Tonto de mí lo abro para ver qué hay. Hay un colchón de espuma tirado. El sencillo altar tiene unas piedretas insertadas que no recordaba. Al lado, un pasillo conduce a la vivienda del hospitalero. Paredes caídas, basura. Marco hace ademán de subir al piso de arriba. No le dejo. Salimos.



Bajamos por las escaleras que llevan al río. Estas escaleras fueron costeadas por casas comerciales y particulares de Barbastro hace unos 50 años y en ellas figura el nombre de cada uno de ellos. Parece uno de los primeros ejemplos de esponsorización de un proyecto. En la bajada, un par de pinos han caído sobre las escaleras.



Cuando llegamos al cauce allí está todavía la pasarela sobre el río Vero, o lo que queda de ella. Los estribos están bien, en las dos márgenes. Y las sirgas y cables, aunque oxidadas no están del todo mal. Pero de las maderas que servían como base no queda nada. De pequeño pasé por ella unas cuántas veces con mi tía Pilarín y mis primos Carlos y Antonio. Todavía recuerdo el bamboleo y el crujir de las maderas al pasar. Cuando ascendíamos hacia la ermita siempre parábamos en una escalera con el nombre de José Curto Bosch, el padre de mi tía.



Después entramos en el recinto de la piscina. Los vestuarios, el bar, el vaso grande con el dibujo de un capitán de navío al timón, las duchas. En los años setenta había tres piscinas en Barbastro: la de la Virgen del Plano, la del Sancho Ramírez y la de la Cooperativa. Ninguna de las tres funciona hoy día.
No sé a quién compete la protección de este entorno. Supongo que la ermita debe de ser del Obispado y tampoco sé si todavía existe la Cofradía de la Virgen del Plano. Pero creo que alguien, el Ayuntamiento supongo, debería tomar alguna medida tan sencilla como poner una cadena y un candado, por lo menos en la ermita, porque hay mucho cabrón que se está dedicando a tirarlo todo.

5 comentarios:

  1. Como barbastrense pienso que las generaciones venideras nos pedirán cuentas por la desidia y abandono. El uno por el otro la casa sin barrer... Qué pena...

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  2. me parece muy bien que menciones este tema yo tambien fui en bicicleta el otro dia y me impresiono el estado de abandono de esta maravillosa ermita recordaba haber estado años atras y verla en perfecto estado pienso que el obispado deberia tomar cartas en el asunto gracias

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  3. Creo que se debería recuperar este lugar. No sé si como lugar religioso (no soy muy amigo de los curas), pero recuperarse sí que se debe, ya que es una lástima que una parte de Historia se pierda así como así, solamente por dejadez y pasividad.

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  4. pienso yo que mientra exista gente que ensucie y rompa solo para divertirse a sus anchas y nadie pongan mano dura en el asunto,esto va a peor.hace poco se han llevado hasta las vallas de las piscinas,es una pena

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