Muchos de vosotros sois conocedores de nuestra afición por las casetas de monte de nuestros alrededores. Olvidadas, muchas en estado de ruina. Contemplándolas, hemos imaginado personajes e historias, reflejo de una forma de vida que, durante décadas, quizás siglos, ha sido la de nuestra tierra.
Gracias a Felisa y a Ana por abrirnos las puertas y contarnos la historia de Pascual y de Bernardo.
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