sábado, 13 de abril de 2013

París-Roubaix: The many faces of Hell

Así quedaron los corredores del Blanco Pro Cyling Team  (antiguo Rabobank) tras la París-Roubaix del pasado domingo día 7, y eso que no había barro.  Impresionante la actuación del joven corredor belga de esta formación Sepp Vanmarcke que puso en serios apuros al favorito y a la postre ganador Fabián Cancellara.







jueves, 11 de abril de 2013

La tarabilla común



Ayer yendo con la bicicleta encontré este pajarillo en la carretera, cerca de Colungo.  Seguramente había sido golpeado por algún vehículo y permanecía en el asfalto acoquinado y quieto.  Muchas aves impactan contra coches y en ocasiones sólo están conmocionadas por el golpe y no tienen daño, como en este caso.  Le hice unas fotos con el móvil y luego salió volando.
De la Tarabilla común (Saxicola torquata), Félix Rodríguez de la Fuente decía: "las tarabillas constituyen un adorno delicado del prado nórdico o la garriga mediterránea".
El macho de la tarabilla común tiene un plumaje más vistoso y llamativo que la hembra, mostrando la cabeza y garganta de un intenso color negro.  Debajo un collar blanco. El pecho, castaño rojizo. Es un ave de pequeño tamaño, unos 13 cms., de patas relativamente largas y finas.  Para establecerse prefiere espacios abiertos y secos y soleados, con zonas desnudas de suelo donde buscar el alimento.  A comienzos de marzo, las parejas ocupan sus territorios.  La hembra construye el nido con tallos, hojas secas y musgo, normalmente en el suelo, bien oculto entre las hierbas. Pondrá cinco o seis huevos que a las dos semanas eclosionarán. Otras dos semanas después las jóvenes tarabillas abandonarán el nido.



martes, 2 de abril de 2013

Cracks domésticos: GREGORIO PUY CLAVERÍA


Escribimos este post como pequeño homenaje a nuestro amigo Gregorio Puy Clavería quien en la pasada Gala del Deporte Provincial celebrada en Albelda fue homenajeado por el Ayuntamiento de Barbastro por su dilatada trayectoria deportiva.  Pensamos que este reconocimiento tenía que haber llegado ya hace tiempo pues los éxitos, los logros, la constancia, las marcas y la fidelidad de Gregorio con su ciudad y en concreto con su Club son dignos de elogio.
Nosotros, podemos decir que nos hemos criado con Gregorio.  Hemos ido a clase con él y encima vivíamos cerca y jugábamos juntos por la zona de "el piloné".  (El piloné: Piedra arenisca de forma fálica situada verticalmente al inicio de la parte superior de la calle Escuelas Pías y al lado de la puerta principal del antiguo Colegio de San Vicente de Paúl y que los críos utilizábamos como potro de salto y donde siempre algún graciosillo echaba algún escupitajo para que al apoyar las manos en el salto te llevaras una puerca sorpresa).
La carrera atlética de Gregorio comenzó en el Colegio de los Escolapios.  Los jueves, en gimnasia en "los campos", hacíamos un cross y los mejores clasificados iban a los crosses que se celebraban los domingos por diferentes lugares de la provincia, representando al Colegio. Aunque Gregorio no quedaba el primero, siempre estaba entre los cuatro o cinco que viajaban.  Nosotros, los de la calle, los del "piloné", íbamos a verlo cuando corría en Barbastro.  Recuerdo una carrera por la zona de San Francisco donde Gregorio imprimió un ritmo endiablado y ganó a pesar de tener que ir levantándose continuamente los calzoncillos marianos que llevaba debajo del pantalón de atletismo.
En aquella época estábamos todo el día en la calle.  Jugábamos a guerretas con canutos y litones, con chinetas (más tarde prohibidas), a las canicas, a "la sueleta", a las chapetas, que cogíamos de entre los veladores del Coso, porque entonces los camareros las tiraban al suelo. Eran muy apreciadas las de "Martini", que eran más pequeñas y redondeadas. A "churro-mediamanga-mangaentera", a carros de cojinetes, a recoger hierro y cartón, que luego vendíamos en "El Rano".  Pero sobre todo jugábamos a fútbol, incluso en "el piloné" llegamos a tener nuestro propio equipo de fútbol.  Mis tíos compraron en Barcelona unas camisetas chulísimas, amarillas, con los bordes de las mangas y el cuello de color negro.  La hermana de Gregorio hizo los escudos en los que estaba representado, como no, "el piloné".  El equipo estaba conformado por: Yo mismo, mi primo Tom, los hermanos López (Javier, José Luis y Aselo), los hermanos Salinas (Miguel Ángel, Mario, José Luis), los "chimeletes" (Carlos y Sergio Naval, q.d.e.p.), los hermanos Armisén Salas (Enrique y Javier), los hermanos Acuña (José Luis y Cuqui), Javier Godé, "Mateta" (Francisco Lastrada Mata), el francés Richard (al que esperábamos todos los veranos, bueno y a sus hermanas, quienes no nos hacían ni caso) y Gregorio.  Éramos un equipo, más bien flojo, pero como estábamos todo el día en la calle dándole al pelotón al final íbamos aprendiendo cosillas.  Jugábamos contra otros equipos de otras calles, otros barrios, contra "los del cuartel", etc.


En el Entremuro celebraban todos los años un campeonato sub-14 de fútbol entre las calles del barrio, y nosotros estábamos entre ellas.  Se jugaba en el campo de fútbol de los Escolapios. Nosotros, éramos el equipo más flojo. Aquel año habíamos incorporado a nuestro conjunto al hijo del peluquero Bielsa de la calle San Ramón, Michel Bielsa, un jugador eléctrico y al primo de los hermanos López, Toño Castillo.  El último partido nos enfrentaba al equipo de La Candelera, que se jugaba el campeonato en aquel partido por estar igualado a puntos con el de Santa Bárbara. El equipo de la plaza de La Candelera era un equipazo comandado por Alfredo Larrosa y que contaba con el Messi de la época, Santitos Mata.  Tal era su confianza en golearnos que durante el partido algunos de sus jugadores incluso cambiaban cromos con alguno de la banda y su portero, Quique Rufas, estaba tumbado tomando el sol al borde del área grande. El partido discurría con empate a cero cuando poco antes de terminar el primer tiempo me llegó botando una pelota al centro del campo. Observé como Rufas seguía recostado y pegué un pepinazo.  Todavía tengo grabado en mi memoria como el balón hizo una parábola mientras era observado por todos, incluso por el portero que no se creía que se colaba dentro de su portería.  Desde ese momento el ataque de los de La Candelera fue incesante y continuo y nuestra estrategia clara: despejar balones para que corriera Gregorio que aunque no disponía de mucha técnica llegaba a todos e incluso se permitía el lujo de volver a defender.  Hasta que al final, en uno de esos contragolpes, Gregorio conseguía pasar al centro del área contraria donde se había incorporado el primo de los López, T.Castillo, que años más tarde sería jugador de la U.D. Barbastro, quien sentenciaría el partido.
Un día del verano que habíamos terminado 8º de EGB, mi primo Tom llamó a casa de Gregorio, extrañados de que no bajaba a jugar a la calle.  La señora Matilde (la madre de Gregorio) nos dijo que éste había "enganchado" a trabajar.  Si el haber terminado los estudios primarios y comenzar en el instituto el curso siguiente suponía un cambio de etapa importante en nuestras vidas,  pienso que fue más fuerte ver como nuestro amigo,  daba un paso todavía más duro para un niño de apenas 14 años.
En Barbastro, si hay un ídolo local en el deporte, ese es Gregorio Puy. Sólo hay que observar sus llegadas en la Media Maratón o en la San Silvestre y la ovación que recibe del público.
Eres grande Gregorio.  Un fuerte abrazo de tus amigos.
Javi y Tom